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En un vuelo de regreso a Madrid desde Londres, después de horas de espera en el aeropuerto. Cuando me acomodo en mi asiento, los del asiento de delante empezaron una "pequeña discusión" sobre como se recompensarían al llegar a sus casas, con todo lujo de detalles, no dejaron nada a la imaginación. Al bajar del vuelo, no podía mirarles a la cara sin reírme.
Creía que iba a ser un poco aburrido, pero me ha encantado. Me tiene enganchada.
